EL ENTORNO MACRO EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL AÑO
Normalmente, en el primer año de cada sexenio se registra una disminución en el ritmo de crecimiento de la economía, que podría atribuirse al periodo de aprendizaje del nuevo gobierno. Pareciera que esto podría o debería moderarse en buena medida si los proyectos y programas públicos tuviesen mayor continuidad y fuesen multianuales.
Sin embargo, esto no necesariamente está ocurriendo, a pesar de que el nuevo gobierno, al ser del mismo partido político que el previo, debería asegurar, como lo señala el discurso político, el crecimiento económico por la continuidad de los principales programas y proyectos sociales instrumentados por el gobierno anterior. Es evidente, con las últimas cifras económicas, que no se refleja ningún efecto positivo en la actividad económica.
Posiblemente, parte de la razón del debilitamiento de la economía es que la mayor proporción del gasto público se canaliza a gasto corriente para cubrir los crecientes programas asistenciales que se anuncian, en lugar de destinar más recursos a la inversión fija en infraestructura que es requerida para estimular la inversión privada, el crecimiento económico y el empleo.
En este contexto, el INEGI informó que durante el primer trimestre del año el PIB creció 0.2%, lo que significó una mejora respecto a la caída de 0.6% que tuvo el trimestre previo. Incluso superó el pronóstico de los especialistas del sector privado que anticipaban una disminución de 0.2%. Esto permitió que en su comparación anual el PIB creciera 0.6% que, si bien es ligeramente mayor a la del trimestre previo, es la segunda más baja desde el mismo periodo del 2021.
Este comportamiento de debilidad no sorprende dado el creciente entorno de incertidumbre frente a temas internos como la debilidad del estado de derecho, la próxima elección de integrantes del poder judicial, la corrupción, la impunidad, la inseguridad y los problemas de regulación, a lo que se suma la creciente preocupación por los efectos adversos de la política arancelaria de los Estados Unidos.
Prácticamente todos los especialistas e instituciones relevantes prevén un debilitamiento de la actividad económica mayor a lo que oficialmente se anticipa. Mientras que el pronóstico oficial para 2025 presentado en el documento de Pre-criterios 2026 se ubica en un rango de entre 1.5% – 2.3%, la estimación del Banco de México lo ubica en 0.6%, en tanto que la expectativa más reciente de los especialistas del sector privado prevé un avance de solo 0.1%. El Fondo Monetario Internacional anticipa una caída de 0.3%.
Es claro que la evolución de los indicadores económicos oficiales corrobora el deterioro de las expectativas de los especialistas y su percepción del entorno económico. El comportamiento del PIB para el primer trimestre del año siembra más dudas en cuanto a la posibilidad de lograr los objetivos deseados de crecimiento económico. El reto de revertir la tendencia es urgente, aunque poco probable, al menos en el corto plazo.
El CEESP ya ha señalado que la inversión, tanto pública como privada es fundamental para estimular el crecimiento y el bienestar. Sin embargo, dado el entorno de incertidumbre que prevalece, parece ser que las empresas ya establecidas en el país y otras interesadas en hacerlo están replanteando sus programas de inversión.
Como también ya lo hemos señalado, esta percepción responde en buena medida a la falta de certeza jurídica y la preocupación por los efectos de la Reforma Judicial, además del nerviosismo por la política comercial de los Estados Unidos.
Hay que recordar que, si bien el análisis de la consultora Kearney indica que México regresó al grupo de los 25 países más atractivos para invertir, es importante señalar que se mantiene en la última posición. Esto se puede relacionar con el análisis del World Justice Project, que ubica a nuestro país en la posición 118 de un universo de 142 países en materia de estado de derecho, 20 lugares por debajo de su ubicación en 2019. Asimismo, Transparencia Internacional reportó que tan solo en 2024 nuestro país perdió catorce posiciones en materia de percepción de la corrupción.
Es claro que los riesgos son diversos, pero al parecer la reforma judicial, por lo que representa, puede ser el más preocupante. El temor de que no garantice el sistema de justicia puede incidir negativamente en la decisión de invertir.
El CEESP ya ha señalado que la inversión privada es el componente idóneo de la demanda agregada que puede revertir la tendencia de debilitamiento. Sin embargo, la posibilidad de nuevas inversiones en hidrocarburos y energía sostenible, así como inversiones en electricidad, que son fundamentales para fortalecer la actividad productiva y hacer más productivo y competitivo el aparato productivo del país, siguen estando limitadas para el sector privado, cuando es una fuente importante para su reactivación frente a un sector público limitado en recursos y capacidad operativa para estas actividades.
Por el lado de la inversión pública, además de ser reducida, es dudoso que los proyectos que están en el presupuesto tengan rentabilidad social. Desafortunadamente no hay estudios beneficio/costo (social) que permitan determinar si convienen o no al país en algún sentido, particularmente en términos de generación de crecimiento. Aunado a esto, el gasto público está restringido por los programas sociales y de otros recursos comprometidos que lo limita a participar eficientemente en la inversión productiva, especialmente en infraestructura.
Esto no quiere decir que en algún momento no sea posible retomar la senda del crecimiento económico del país de manera sostenible a fin de alcanzar tarde o temprano un ritmo de crecimiento que mejore igualmente de manera sostenida el bienestar de los hogares.
Sin embargo, para ello es indispensable que se den las condiciones adecuadas, que aún no se presentan. Dentro de ellas hemos insistido en el reforzamiento del estado de derecho, la continuación de la estabilidad fiscal y financiera del sector público, mejores políticas de competencia, una regulación mesurada y eficiente, y la reducción de los costos de los procesos económicos.
Además, es imprescindible asegurar que los proyectos de inversión pública generen beneficios sociales netos positivos, mediante el uso de metodologías de evaluación estrictas.
De igual manera, para que la inversión produzca mayores frutos en crecimiento, es deseable elevar la productividad factorial y laboral de la economía, que incluyen aquellas para alentar la formalización del trabajo y la reducción de los costos laborales indirectos.
Finalmente, hay que considerar que, en la medida que el bajo crecimiento del PIB persista, la sostenibilidad del programa económico oficial se podría cuestionar, pudiendo acarrear consecuencias importantes en materia de estabilidad macroeconómica. Sería más difícil mantener la sustentabilidad fiscal ya que los ingresos públicos podrían ser menores a lo programado.
En esta situación, el mantenimiento de la salud fiscal obligaría a mayores ajustes a un gasto público que al parecer comienza a tener correcciones a la baja, lo que probablemente puede generar recortes a la inversión fija, dada la determinación del gobierno de llevar a cabo los programas sociales.
México
De acuerdo con el reporte del INEGI, durante el primer trimestre del año el PIB creció 0.2%, comportamiento que respondió principalmente al incremento de 7.8% en las actividades primarias, y que fue suficiente para compensar la caída de 0.1%, tanto en las actividades secundarias como en las primarias. No obstante, en su comparación anual el PIB creció 0.6%, que si bien superó modestamente al avance de 0.4% del trimestre anterior, resultó ser su segundo menor aumento en los últimos dieciséis meses. Las actividades secundarias tuvieron una disminución anual de 1.3%, acumulando dos trimestres consecutivos a la baja. Las actividades terciarias, por su parte aumentaron 1.1%, aunque fue su menor avance desde el primer trimestre del 2021.

Cifras del INEGI muestran que la actividad económica cerró el primer trimestre con números negativos. De acuerdo con su reporte, en marzo el indicador global de la actividad económica (IGAE) registró una baja mensual de 0.4%, el doble de lo que anticipaba la estimación oportuna del INEGI. El mayor debilitamiento se observó en las actividades secundarias, que reportaron una baja mensual de 0.9%, seguida de una disminución de 0.4% en las actividades terciarias. Por el contrario, las actividades primarias aumentaron 4.3%. En su comportamiento anual la actividad económica siguió mostrando debilitamiento. Respecto al mismo mes del año pasado, el IGAE se contrajo 0.1%, después de dos meses consecutivos al alza. Las actividades primarias aumentaron 7.5%, mientras que las terciarias los hicieron solo 0.2%. Por el contrario, las actividades secundarias cayeron 1.3%.

En abril el monto total de las exportaciones ascendió a 54,295.7 millones de dólares (md), lo que significó un incremento anual de 5.8%. Esto respondió principalmente al aumento de 6.6% en las exportaciones no petroleras, dentro de las cuales las extractivas aumentaron 46.4% y las manufacturas lo hicieron en 6.6%. Es importante señalar que, al interior de estas, las exportaciones automotrices disminuyeron 7.1%, respondiendo en buena medida a la política arancelaria de los Estados Unidos. Por su parte, las importaciones totales sumaron 54,383.8 md, cifra 1.2% inferior a la del año pasado. El origen de este resultado se centra en la caída de 4.2% en la adquisición de bienes duraderos y la baja de 18.8% en la de bienes de capital. Por su parte, la importación de bienes intermedios aumentó 1.9%. De esta manera, el saldo de la balanza comercial de abril fue deficitario en 88.1 md.

Después de ocho trimestres consecutivos a la baja, en marzo el valor de la producción de las empresas constructoras aumentó 0.7%, respondiendo principalmente al aumento de 4.8%, tanto en construcciones en transporte y urbanización, como en otras construcciones. No obstante, esto no fue suficiente para evitar que en su comparación anual el valor de la producción de las actividades constructoras se mantuviese en terreno negativo al registrar una caída de 14.5%, con lo que acumuló once meses consecutivos con variaciones anuales negativas. El mayor deterioro se observó en el valor de la producción de empresas constructoras de petróleo y petroquímica que tuvo una caída anual de 41.9%. Le siguió la disminución de 37.7% en el de transporte y urbanización y la baja de 22.2% en el de agua riego y saneamiento.

La Secretaría de Economía informó que, con base en cifras preliminares, en el primer trimestre del año la inversión extranjera directa (IED) fue de 21,373 millones de dólares, que además de significar un aumento de 5.4% respecto a la cifra originalmente publicada para el mismo periodo del año pasado, fue históricamente la más alta para el mismo lapso. Con base en esta comparación, las nuevas inversiones aumentaron 165%.
No obstante, si la comparación se hace respecto a las cifras revisadas de la IED (como se hace en la balanza de pagos), el entorno cambia significativamente. La IED cae 21% respecto al año pasado y las nuevas inversiones, si bien aumentan 80%, es su segundo monto más bajo, después del de 2024, desde 2013.

Estados Unidos
La National Association of Realtors informó que, con base en cifras ajustadas a tasa anual, en abril se vendieron 4 millones de viviendas usadas, ligeramente por debajo de la venta estimada por el mercado de 4.15 millones de viviendas. En términos relativos esto significó una disminución mensual de 0.5%. Por región, las ventas de viviendas existentes en el noreste disminuyeron 2.0% y en el oeste lo hicieron en 3.9%. Por el contrario, en el medio oeste la venta de vivienda aumentó 2.1% y en el sur se mantuvo sin cambio. Respecto al mismo mes del año pasado, la venta de vivienda usada se contrajo 2.0%. El precio medio de las viviendas tuvo un aumento anual de 1.8%, para ubicarse en 414,000 dólares, lo que significó el vigésimo segundo mes consecutivo con aumentos anuales.

De acuerdo con cifras ajustadas a tasa anual, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano señaló que en abril se vendieron 743 mil viviendas, cifra que superó el pronóstico del mercado que anticipaba la venta de 676 mil viviendas. Esto significó un incremento mensual de 10.9% y uno anual de 3.3%. El precio de venta medio disminuyó 2.0% anual, para ubicarse en 407,200 dólares.

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