EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA EN LO QUE VA DEL AÑO
En lo que va del año la evolución de los principales indicadores económicos sigue siendo frágil y sin expectativas claras de una mejora importante en el corto plazo.
En este contexto, factores internos como la ausencia de estado de derecho, inseguridad y corrupción, así como externos como la política arancelaria de los Estados Unidos, mantienen elevada la incertidumbre empresarial y del consumidor, lo que incide directamente en los principales motores del crecimiento: la inversión y el consumo.
En el tema del debilitamiento de la inversión, un factor relevante es la caída de la inversión pública que, con base en cifras originales, en mayo registró una disminución anual de 25.8%, con lo que acumuló trece meses consecutivos a la baja. Es evidente que el reducido gasto del gobierno en infraestructura inhibe la inversión privada.
Por el lado de la inversión privada, además del impacto de la caída de la inversión del sector público, refleja en buena medida los efectos de factores internos como la ausencia de estado de derecho, inseguridad y corrupción, aumentando la cautela para realizar inversiones. En mayo, la inversión privada se contrajo 4.9%, con la posibilidad de que mantenga su tendencia descendente iniciada a finales del 2023, al igual que la pública.

De esta manera, la inversión total reportó una baja anual de 7.1%, acumulando nueve meses consecutivos con variaciones negativas.
Esto sin duda limita la creación de empleo formal de calidad, inhibiendo una mejora en el bienestar de los hogares, como lo muestran los indicadores del INEGI, que reportan que en el segundo trimestre del año el porcentaje de población en pobreza laboral aumentó marginalmente 0.1 puntos porcentuales respecto al trimestre previo al pasar de 35.0% a 35.1%.
Si bien es cierto que el aumento al salario mínimo ha beneficiado a los ocupados del país, también lo es el hecho de que mientras quienes perciben esta cantidad han aumentado significativamente, los ocupados que perciben ingresos mayores se han reducido de manera importante.
Las cifras muestran que, en lo que va del año (enero-julio) la población ocupada que percibe hasta un salario mínimo aumentó en 3 millones de personas, lo que en principio debería ser algo positivo. Sin embargo, esto pareciera más un factor de precarización del mercado laboral, si se considera que el universo de aquellos ocupados que ganan más de un salario mínimo se redujo en 2.2 millones.
La informalidad es otro factor que además de reflejar la complejidad que tienen las empresas para generar empleos formales, refleja mayores niveles de precarización del empleo. La información del INEGI indica que, del aumento total anual de la población ocupada en julio, el total de quienes laboran en la formalidad se redujo en 757 mil personas, mientras que quienes se ubicaron en la informalidad aumentaron en 1.2 millones de personas. Esto significó que la tasa de informalidad laboral aumentara de 54.5% en julio del año pasado a 56.1% en el mismo mes del presente año.

El consumo, que es otro importante motor del crecimiento, también se debilita rápidamente. Su evolución refleja el deterioro de la inversión, al no ser suficiente para generar empleo de calidad y del mercado laboral que tiene importantes problemas de precariedad.
De acuerdo con la estimación oportuna del INEGI, se considera que en junio y julio el consumo privado cayó a tasas anuales de 0.1% y 0.4%, respectivamente, acumulando tres meses consecutivos con variaciones negativas y siete bajas en los últimos ocho meses. En el caso de la inflación comienza a mostrar signos de resistencia a la baja, principalmente por el comportamiento de los precios del indicador subyacente, en la tendencia al alza que muestran los precios de alimentos, bebidas y tabaco y los no alimenticios.
Por su parte, a pesar de que en lo que va del año las finanzas públicas van en línea con el objetivo de reducir el déficit fiscal, aún es un tema de preocupación.
Durante el primer semestre del año los ingresos totales del sector público aumentaron a una tasa anual de 3.4% en términos reales que, si bien es una buena noticia, no es suficiente para satisfacer la necesidad de mayores recursos que implican los programas sociales.
La inversión física sigue siendo un renglón importante en el ajuste del gasto público. En el periodo enero-junio disminuyó 30.4%, que puede reflejarse en un menor ritmo de avance de obras de infraestructura que se requieren para impulsar la inversión productiva.
Asimismo, se aprecian importantes ajustes en diversos rubros del gasto que pueden incidir negativamente en programas que se relacionan con el bienestar de los hogares.
Por el lado de su clasificación funcional, que detalla hacia donde se canalizan los recursos, se aprecian importantes ajustes a la baja. Mientras que el gasto en protección ambiental se redujo 34.0% anual, el destinado a seguridad interior lo hizo en 11.1%, el destinado a salud en 8% y el canalizado a educación en 2.3%.

Los niveles de deuda siguen aumentando. Al cierre de junio de este año, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (SHRFSP), que es el concepto más amplio de deuda, sumó 17.8 billones de pesos, 1.8 billones más que en igual mes del año pasado. En términos per cápita la deuda por habitante se ubicó en 135 mil pesos, 9.6% por arriba del año pasado, pero casi 60% superior a su nivel reportado al cierre de 2018.
En este contexto, la percepción sobre la situación de la economía no es muy favorable. De acuerdo con los resultados de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, en cuanto a la percepción del entorno económico, el 98% de las respuestas considera que actualmente la economía está peor que hace un año. El 83% señala que el clima de negocios en los próximos 6 meses se mantendrá igual o empeorará y el 70% considera que la coyuntura actual es un mal momento para invertir.
Asimismo, los especialistas consideran que entre los principales obstáculos para hacer negocios resaltan: el crimen, la falta de estado de derecho y la corrupción.
Las expectativas de crecimiento para este año no son muy alentadoras y se complican aún más al tener que enfrentar retos como la reforma judicial y las políticas comerciales instrumentadas por los Estados Unidos.
México
En julio la población ocupada del país sumó 60,802,157 personas, lo que significó un aumento de 475,168 respecto al mismo mes del año pasado. En términos relativos esto representó un aumento anual de 0.8%, después de que un mes antes mostrara un avance de 1.2%. No obstante, el mercado laboral sigue dando señales de precarización. El aumento en la población ocupada se integró de una disminución de 757,376, personas en la formalidad, en tanto que la informalidad aumentó en 1,232,544 personas. Esto propició que la tasa de informalidad laboral se elevara de 54.5% en julio de 2024 a 56.1% en el mismo mes del presente año. Por nivel de ingreso, en julio la población ocupada que percibe hasta dos salarios mínimos representó el 68.9% del total, mientras que los que perciben más de dos salarios mínimos representaron solo el 8.9%, porcentajes que contrastan con el 43.2% y 35.5%, respectivamente, que se observaron en igual mes del 2018.

A pesar de los efectos de la política comercial de los Estados Unidos, la actividad comercial de México se mantiene al alza. Durante julio el valor total de las exportaciones ascendió a 56,708 millones de dólares, lo que significó un incremento anual de 4.0%. A su interior, las exportaciones petroleras cayeron 23.0%, respondiendo a la disminución, tanto del precio como de la plataforma de exportación de crudo. Las exportaciones no petroleras aumentaron 5.2%, impulsadas por un alza de 22.2% en las extractivas y un aumento de 5.3% en las manufactureras, dentro de las cuales las automotrices cayeron 7.0%, en tanto que el resto de las exportaciones manufactureras crecieron 11.7%. Por su parte, en julio el valor total de las importaciones de mercancías fue de 56,725 millones de dólares, lo que representó un avance anual de 1.7%.

Las importaciones de bienes de consumo crecieron solo 0.4%, que fue su primera variación positiva en los últimos once meses. Las importaciones de bienes intermedios crecieron 2.5%, mientras que las de bienes de capital cayeron 2.2%, para acumular siete meses ininterrumpidos a la baja. De esta manera, el saldo de la balanza comercial en julio fue negativo en solo 16.7 millones de dólares. De forma acumulada el saldo en el periodo enero-julio fue positivo en 1,416 millones de dólares.
Estados Unidos
El Departamento de Comercio corrigió al alza su estimación preliminar de crecimiento del PIB para el segundo trimestre del año de un avance de 3.0% a uno de 3.3%, lo que también supera la estimación del mercado que preveía se mantuviera en el mismo nivel de 3.0%. A su interior, el crecimiento del gasto en consumo se corrigió al alza de 1.4% a 1.6%. La inversión privada se corrigió de una caída de 15.6% a una de 13.8%. Por su parte, el resultado de las exportaciones se corrigió de una disminución preliminar de 1.8% a una de 1.3%, mientras que en el caso de las importaciones la corrección fue de una baja de 30.3% a una de 29.8%. En el caso del gasto público hubo una corrección de un avance de 0.4% a una disminución de 0.2% disminuyó.

El Departamento de Comercio también informó que durante julio el ingreso personal aumentó 0.4%, en línea con la estimación del mercado. Este comportamiento respondió principalmente al incremento de 0.6% en los sueldos y salarios. Por su parte, el gasto personal se elevó 0.5%, también en línea con lo anticipado por el mercado.

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